Encontrar a tu perro comiendo heces puede resultar desconcertante, pero la coprofagia es más común de lo que parece. En cachorros suele desaparecer con la madurez; en adultos casi siempre indica que algo no marcha bien: desde carencias nutricionales hasta problemas de estrés y ansiedad por separación. Comprender la raíz de la conducta es el primer paso para corregirla sin castigos ni remedios caseros contraproducentes.
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Toggle¿Es normal que un perro coma heces?
En sus primeros meses, muchos perros exploran el entorno con la boca y prueban las heces igual que morderían cualquier objeto. Las madres lactantes también ingieren los excrementos de sus crías para mantener limpio el nido, de modo que el cachorro copia esa conducta.
Si el hábito persiste en la edad adulta, conviene analizar si existen alteraciones digestivas, dietas desequilibradas o emociones mal gestionadas.
Principales causas de la coprofagia canina
Problemas digestivos y carencias nutricionales
Parásitos, mala absorción o un pienso pobre pueden empujar al perro a buscar micronutrientes en las heces. Una forma sencilla de comprobarlo es observar el aspecto saludable de las heces: cambios en color, consistencia u olor suelen ser pistas claras de un desequilibrio interno.
Estrés, aburrimiento y soledad
Un perro que pasa muchas horas sin compañía ni actividad mental acaba buscando estímulos en conductas repetitivas: lamerse en exceso, morder muebles o ingerir excrementos, conducta que libera endorfinas aunque resulte insalubre.
Refuerzo accidental del tutor
Regañar o perseguir al perro cuando come heces puede aumentar su ansiedad: para evitar la reprimenda, las ingiere y “elimina la prueba”. Con el tiempo el ciclo se refuerza solo.
Heces especialmente sabrosas
Las de gatos, herbívoros o animales con dietas muy ricas en proteína resultan irresistibles para algunos perros. Si tienen acceso libre, la tentación está servida.
Falta de higiene y espacio reducido
Un entorno sucio u ofrecido de manera limitada hace que el perro conviva con sus propios excrementos. Comerlos se convierte, paradójicamente, en una forma de “limpieza”.

Cómo identificar la causa real
Descarta primero dolencias médicas: análisis de heces y sangre, examen físico y desparasitación. Tras la revisión veterinaria, anota cuándo aparece la conducta: ¿solo con heces de otros animales?, ¿justo después de comer?, ¿solo cuando está solo? Cuanto más preciso sea el registro, más fácil será crear una solución a medida.
Soluciones efectivas: plan de acción paso a paso
- Revisión veterinaria completa para detectar parásitos o enfermedades.
- Revisión de la dieta: cambia a un pienso de calidad o valora mejorar la dieta con comida natural; muchas veces basta con equilibrar nutrientes para que desaparezca la necesidad.
- Añadir fibra, probióticos y enzimas si lo recomienda el especialista.
- Dividir la ración diaria en varias comidas pequeñas para reducir picos de hambre.
- Enriquecimiento ambiental: paseos largos, juegos de olfato y tiempo de calidad con el tutor.
- Gestión del estrés: rutinas predecibles, refuerzo positivo y, cuando sea necesario, apoyo de un etólogo canino para diseñar un protocolo de modificación de conducta.
- Higiene estricta: retirar heces de inmediato y limitar el acceso a excrementos de otros animales.
- Entrenamiento en obediencia básica: comandos como “déjalo” o “ven” cortan la conducta antes de que ocurra. Si quieres aprender a aplicarlos correctamente, puedes formarte con nuestro curso de educador canino.
Qué NO hacer
- Gritar o perseguirlo: incrementa la ansiedad y consolida el hábito.
- Usar sustancias picantes sobre las heces: pueden dañar su mucosa oral.
- Postergar la intervención: cuanto más se repite la conducta, más se refuerza.
Preguntas frecuentes
¿Comer heces siempre indica falta de nutrientes?
- No necesariamente; el componente emocional pesa mucho.
¿Es peligroso?
- Sí: puede contagiar parásitos y bacterias. Por eso conviene actuar cuanto antes.
¿Cuánto tardaré en ver resultados?
- Con un plan coherente las mejoras suelen aparecer en pocas semanas, aunque los hábitos muy arraigados pueden requerir meses y ayuda profesional.
Conclusión: coherencia, paciencia y apoyo profesional
La coprofagia difícilmente desaparece sola. Necesita un enfoque integral que abarque salud interna, nutrición equilibrada, bienestar emocional y educación respetuosa. Con paciencia, constancia y la ayuda de tu veterinario, un etólogo o un programa de formación específica, tu perro dejará de comer heces y recuperará un comportamiento sano y equilibrado.