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TogglePor qué es importante que tu perro sepa sentarse, tumbarse y quedarse quieto
Sentarse, tumbarse y quedarse quieto no son “trucos de circo”. Son tres herramientas básicas para que el perro pueda vivir de forma más tranquila y segura en un entorno humano. Un perro que entiende estas órdenes y las mantiene con calma puede esperar en la acera antes de cruzar, tumbarse en una terraza, quedarse quieto mientras le limpias las patas o esperarte en un lugar concreto sin tirar ni saltar encima de nadie.
En la experiencia de Adiestrar Perros, muchos problemas cotidianos (perro que salta a las visitas, que se cruza por delante, que no deja ponerle el arnés o limpiar heridas) se reducen muchísimo cuando el perro tiene un buen “siéntate”, un “túmbate” estable y, especialmente, un “quieto” claro. Estas órdenes no se enseñan para que el perro obedezca porque sí, sino para darle una estructura: saber qué hacer cuando no sabe qué hacer. Y cuando además quieres trabajar estos ejercicios con acompañamiento profesional y trabajo personalizado, apoyarte en un servicio de adiestramiento canino en Barcelona permite avanzar con un plan más definido y realista.
Además, los ejercicios de sentarse, tumbarse y quedarse quieto son una forma excelente de trabajar la capacidad de concentración y el autocontrol. Un perro que solo practica juegos de mucha excitación, carreras y pelota, pero nunca entrena la calma, tendrá más dificultades para controlar impulsos en la vida diaria.
Cuándo usar sentarse, tumbarse y quieto en la vida diaria
Algunos ejemplos prácticos:
- Sentarse: antes de cruzar, para saludar a alguien, mientras esperas el ascensor, cuando pasan niños o bicicletas.
- Tumbarse: en una terraza, en casa cuando llegan visitas, en la sala de espera del veterinario, en una manta en un parque.
- Quieto: mientras abres la puerta de casa, cuando te alejas unos pasos para recoger algo, cuando necesitas dejar al perro unos segundos sin que te siga.
Trabajadas con método, estas órdenes hacen que el perro pueda “encajar” mejor en el mundo humano y que el día a día sea más fluido para toda la familia.
Preparar el terreno: qué necesitas antes de empezar
Antes de entrenar, conviene organizar bien el contexto para que el perro tenga opciones de éxito real.
Materiales, entorno y motivación del perro
Para empezar, es útil contar con:
- Premios de comida de alto valor (trocitos pequeños y blandos).
- Un lugar tranquilo, sin demasiadas distracciones.
- Una correa normal (si trabajas en exterior) para evitar que se aleje demasiado.
El perro debería estar mínimamente despejado: no muerto de sueño, pero tampoco hiperexcitado. Después de un pequeño paseo tranquilo suele ser un buen momento. Si está desbordado, primero hay que ayudarle a bajar un poco de revoluciones con olfato, masticación o simplemente dejando pasar algo de tiempo.

Uso del marcador, premios y palabra de liberación
En los contenidos de Adiestrar Perros se insiste en tres elementos muy útiles:
- Marcador: una palabra corta (“sí”, “bien”) que dices justo cuando el perro hace lo que quieres, seguida de premio. Esto le ayuda a entender qué ha hecho bien.
- Premios: al principio, se usan con frecuencia para darle muchas pistas. Más adelante se pueden espaciar.
- Palabra de liberación: una palabra que indica que el ejercicio ha terminado (“vale”, “libre”, “vamos”). Sin esta palabra, el perro tenderá a levantarse cuando quiera y nunca sabrá si realmente ha completado el “quieto”.
Enseñar desde el inicio que el ejercicio termina cuando tú lo dices, y no cuando él se levanta solo, es uno de los puntos que más marca la diferencia en el resultado final.
Cómo enseñar a tu perro a sentarse de forma clara y consistente
El “siéntate” suele ser la primera orden que aprenden muchos perros, pero no siempre de forma clara.
Sentarse con señuelo y transición a la orden verbal
Un camino sencillo es:
- Coloca un premio cerca de la trufa del perro y muévelo lentamente hacia arriba y ligeramente hacia atrás, por encima de su cabeza.
- Cuando levanta la cabeza para seguir la comida, el peso cae hacia atrás y, de forma natural, acaba sentándose.
- En el momento en que su trasero toca el suelo, marca (“sí”) y entrega el premio.
Se repite varias veces hasta que el gesto con la mano provoca el sentado casi automático. Solo entonces se añade la palabra “siéntate” o “sienta” justo antes de hacer el gesto. Con el tiempo, se va reduciendo el movimiento de la mano hasta que, finalmente, basta la orden verbal.
Cómo reforzar el sentado sin depender siempre de la comida
Una vez que el perro se sienta con relativa facilidad, conviene:
- Alternar premios de comida con caricias, voz suave o la continuación del paseo como recompensa.
- Pedir el sentado en contextos variados (cocina, pasillo, portal, calle tranquila), para que no lo asocie solo a un lugar.
- Evitar repetir la orden varias veces seguidas (“siéntate, siéntate, siéntate…”): se le pide una vez, se ayuda con el gesto y se premia cuando lo hace.
Así se construye un sentado más fiable, que servirá de base para el tumbado y para muchos “quietos”.
Cómo enseñar a tu perro a tumbarse paso a paso
Tumbarse es una postura de más calma y menos disponibilidad inmediata para la acción que el sentado, por eso suele ser muy útil para situaciones donde quieres que el perro se relaje de verdad.
Tumbarse desde sentado con comida como guía
Un método frecuente, y que se explica también en Adiestrar Perros, es:
- Pide primero un “siéntate”.
- Coloca un premio en la mano, delante de la trufa del perro.
- Desplaza la mano lentamente hacia el suelo, cerca de sus patas delanteras.
- Cuando empiece a bajar, desliza la mano hacia adelante, entre sus patas, de forma que tenga que estirarse para seguir el premio.
Muchas veces, al seguir el movimiento, el perro flexiona codos y termina tumbándose. En el instante en que apoye los codos en el suelo, se marca y se refuerza.
Si el perro se levanta y camina hacia la mano en lugar de tumbarse, suele ayudar hacerlo contra una pared o en una esquina, para que no tenga margen para avanzar.

Añadir la orden “túmbate” y retirar el señuelo
Cuando el gesto ya provoca el tumbado de forma bastante consistente, se introduce la palabra “túmbate” justo antes de empezar el movimiento con la mano.
Con repeticiones, el perro comienza a anticipar y a tumbarse cada vez más rápido. Entonces se puede:
- Reducir poco a poco la exageración del gesto con la mano.
- Empezar a premiar solo los tumbados más rápidos y tranquilos.
La idea es que, con el tiempo, la orden verbal “túmbate” baste para que el perro adopte la postura, incluso con la mano quieta.
Trabajar el tumbarse en distintos lugares y con distracciones suaves
Para que tumbarse no sea algo “solo de salón”, se practica en:
- Diferentes habitaciones de la casa.
- Portal, descansillos, pasillos tranquilos.
- Parques en horas poco concurridas.
Se empieza con poca distracción y se aumenta progresivamente. Si el perro se bloquea en un contexto nuevo, se baja un poco el nivel de exigencia (aceptar un tumbado más lento, acercar más la mano al suelo, usar premios más valiosos).
Cómo enseñar a tu perro a quedarse quieto de verdad
“Quieto” significa “mantente en esta posición hasta que yo te libere”, no “quédate más o menos un segundo y luego haz lo que quieras”.
Quieto al lado: primeros segundos sin moverse
Una secuencia típica, inspirada en las etapas que trabajas en Adiestrar Perros, puede ser:
- Pide al perro que se siente o se tumbe a tu lado.
- Di la palabra “quieto” en tono calmado y coloca la mano delante, como señal de stop.
- Cuenta mentalmente uno o dos segundos.
- Si sigue en la misma posición, marca, da un premio y, muy importante, añade la palabra de liberación (“vale”, “vamos”) antes de permitir que se levante.
Al principio, el “quieto” dura solo esos dos segundos. No se busca duración, sino que el perro entienda la lógica: se queda como estaba hasta que escucha la palabra de liberación.

Quieto con distancia: separarte sin que se levante
Cuando el perro mantiene unos segundos de quieto a tu lado:
- Pides sentarse o tumbarse.
- Dices “quieto” y das un paso hacia atrás o hacia un lado.
- Vuelves enseguida hacia él, marcas, premias y lo liberas.
Si se levanta al verte alejarte, has pedido demasiado pronto. Puedes:
- Reducir la distancia (medio paso).
- Ayudar con la correa, pero sin tirones bruscos.
- Aumentar un poco el valor del premio cuando lo haga bien.
Se trata de que se acostumbre a que tú te puedas mover sin que eso signifique automáticamente que el ejercicio se ha terminado.
Quieto con movimiento, duración y distracciones controladas
Las etapas siguientes consisten en:
- Aumentar poco a poco el tiempo antes de volver a premiar.
- Moverte a su alrededor, girar, hacer pequeñas cosas (coger algo del suelo, abrir una puerta cercana).
- Introducir distracciones suaves (otra persona que pasa, un ruido moderado, un juguete en el suelo) siempre dentro de un nivel que el perro pueda gestionar.
Un error habitual es subir todas las variables a la vez: más tiempo, más distancia y más distracciones. Es mejor trabajar solo una cada vez: primero tiempo, luego distancia, luego distracciones.
Cómo combinar sentarse, tumbarse y quieto en un mismo entrenamiento
Una vez que cada orden está mínimamente clara, se pueden enlazar.
Secuencias sencillas para que el perro cambie de postura sin perder la calma
Ejercicios útiles:
- Sentado → quieto breve → “túmbate” → quieto breve → liberación.
- Túmbate → quieto algo más largo → sentado → quieto → liberación.
La idea es que el perro entienda que cambiar de postura no significa “fin del ejercicio”, sino simplemente “otro paso dentro del mismo trabajo”.
Cómo evitar que se adelante o rompa el quieto cuando cambias de ejercicio
Si al decir “túmbate” el perro se adelanta hacia ti, puedes:
- Trabajar inicialmente con una pared detrás o un límite físico.
- Premiar tumbados en los que ha mantenido las patas traseras en el mismo sitio.
- No reforzar tumbados en los que ha avanzado demasiados pasos, para no consolidar ese patrón.
Si rompe el quieto constantemente al ver que vas a cambiar de ejercicio, es señal de que quizá estás pidiendo demasiado rápido y necesitas repasar la base del “quieto” con menos variables en juego.
Errores frecuentes al enseñar a un perro a tumbarse y quedarse quieto
Muchas dificultades vienen de pequeños detalles que se repiten sin darse cuenta.
Repetir la orden mil veces y subir dificultad demasiado rápido
Dos errores muy habituales:
- Repetir “quieto, quieto, quieto” una y otra vez mientras el perro ya se ha levantado. Al final, la palabra pierde significado.
- Pasar de dos segundos de quieto a veinte de golpe, o de estar a un metro a desaparecer por una puerta.
Es preferible avanzar despacio pero limpio: pedir una sola vez, ayudar si hace falta, reforzar cuando lo hace bien y aumentar un poco la dificultad solo cuando el nivel anterior está realmente consolidado.
Uso incorrecto de premios, castigos y palabra de liberación
Algunos puntos a vigilar:
- Premiar al perro después de que se haya levantado, en lugar de cuando todavía estaba quieto.
- Usar el “quieto” siempre para cosas desagradables (recortar uñas, poner medicación) sin equilibrarlo con usos neutros o agradables.
- Olvidar la palabra de liberación, dejando que el perro decida por sí mismo cuándo termina el ejercicio.
Cuando estos detalles se corrigen, muchos perros mejoran su “quieto” rápidamente, incluso si antes parecía imposible.
Cómo llevar sentarse, tumbarse y quieto a la vida real
El objetivo final no es tener un perro perfecto en la alfombra del salón, sino un compañero que pueda aplicar lo aprendido en situaciones reales.
Usar quieto y túmbate en casa, con visitas y en la calle
Algunas aplicaciones prácticas:
- Pedir un “túmbate” y “quieto” mientras se come en familia, para evitar que esté mendigando comida junto a la mesa.
- Usar el “quieto” en la entrada de casa cuando llegan visitas, de forma que no salte ni se lance a la puerta.
- Practicar un “siéntate y quieto” antes de cruzar calles o en aceras estrechas, para que no invada el paso.
Se trata de ir integrando estos ejercicios en pequeños momentos del día, no solo en sesiones formales de entrenamiento.
Adaptar el entrenamiento a cachorros, perros jóvenes y perros muy nerviosos
Cachorros y perros jóvenes tienen menos capacidad de concentración y autocontrol. Con ellos, las sesiones deben ser más cortas, los objetivos más modestos y los refuerzos más frecuentes. Aun así, aprender a sentarse, tumbarse y quedarse quietos brevemente es una parte esencial de su educación temprana, sobre todo si se integra dentro de programas específicos para los más jóvenes donde se trabaja en paralelo socialización, gestión emocional y hábitos de calma.
Los perros muy nerviosos necesitan, además, trabajo paralelo de olfato, enriquecimiento ambiental y gestión de la excitación. Si solo se les pide quieto sin haber reducido antes su nivel de activación, el ejercicio se les hace casi imposible. En casos en los que la impulsividad o la incapacidad de mantener la calma se mezclan con miedos, agresividad o otros problemas emocionales, es recomendable valorar la situación con un etólogo canino que pueda descartar causas médicas y proponer un plan de trabajo más completo.
Preguntas frecuentes sobre cómo enseñar a un perro a quedarse quieto y tumbarse
Cuánto tiempo tarda un perro en aprender estas órdenes
Depende del perro, de su experiencia previa y de la constancia del tutor. Muchos perros entienden la mecánica básica en pocos días, pero consolidar de verdad un “quieto” fiable con duración, distancia y distracciones puede llevar semanas o meses de práctica regular.
Qué hacer si el perro se levanta siempre antes de tiempo
Si se levanta antes de tiempo de forma sistemática:
- Reduce la duración del ejercicio a algo que sí pueda cumplir.
- Revisa si no estás usando la palabra de liberación correctamente.
- Asegúrate de que los premios llegan cuando todavía está quieto, no cuando ya se levantó.
Volver a una versión más fácil y bien reforzada suele ser más efectivo que insistir en un nivel que hoy no puede sostener.
Si un perro adulto o adoptado puede aprender igual que un cachorro
Sí. Los perros adultos, incluidos los adoptados, pueden aprender sentarse, tumbarse y quedarse quietos sin problema. A veces traen hábitos previos o experiencias que hay que tener en cuenta, pero, con paciencia, criterio y refuerzo positivo, no hay una “edad límite” para este tipo de aprendizajes básicos. Y si con el tiempo descubres que te interesa no solo aplicarlo con tu propio perro, sino también ayudar a otros tutores y animales, formarte a través de un curso de educador canino es una manera de convertir todo este trabajo práctico en una base profesional sólida.











