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ToggleQué es la ansiedad en perros y por qué no es “manipulación”
La ansiedad en perros es una emoción, no una estrategia consciente para llamar la atención. Un perro ansioso no decide sentirse así; simplemente no tiene recursos internos ni externos suficientes para gestionar determinadas situaciones. El resultado son conductas que, desde fuera, pueden interpretarse como “te está tomando el pelo” o “te quiere dominar”, cuando en realidad está sobrepasado.
En la práctica, muchos perros que llegan etiquetados como “pegajosos”, “dramáticos” o “muy dependientes” son animales que viven con un nivel de activación demasiado alto: les cuesta relajarse, anticipan constantemente que algo malo puede ocurrir y dependen en exceso de la presencia del tutor para sentirse seguros. Esa combinación es el terreno perfecto para que aparezcan problemas como la ansiedad por separación, miedos intensos a ciertos estímulos o reacciones exageradas ante cambios pequeños en la rutina. Cuando la situación se complica, contar con un acompañamiento profesional de adiestramiento canino en Barcelona puede marcar una gran diferencia en la evolución del caso.
Ver la ansiedad del perro como un fallo de carácter lleva a respuestas poco útiles: reñir, ignorar sin criterio, forzar situaciones o exigir autocontrol que no puede ofrecer. En cambio, entenderla como una señal de que algo en su vida no está bien ajustado abre la puerta a intervenir donde realmente hace falta: rutinas, ejercicio, estimulación mental, descanso, vínculo y, si es necesario, apoyo profesional.
Ansiedad, miedo y estrés: diferencias básicas que debes entender
Miedo, estrés y ansiedad se relacionan, pero no son lo mismo. El miedo aparece ante un peligro concreto (un ruido fuerte, un perro que se acerca de forma brusca). El estrés es la respuesta del organismo para hacer frente a situaciones exigentes. La ansiedad, sin embargo, tiene mucho de anticipación: el perro teme lo que podría pasar, incluso antes de que ocurra.
En la experiencia de Adiestrar Perros, muchos casos de ansiedad en perros combinan los tres elementos: un perro que ha pasado miedo real en el pasado (por ejemplo, quedarse solo demasiado pronto y durante demasiadas horas) puede vivir estresado en su día a día y, con el tiempo, desarrollar ansiedad ante cualquier señal que le recuerde a esa situación (ver al tutor ponerse los zapatos, coger las llaves, cerrar una puerta).
Cómo vive un perro ansioso su día a día en casa
Un perro ansioso no descansa bien, está pendiente de cada movimiento del tutor, reacciona con intensidad a sonidos o cambios pequeños y le cuesta “desconectar”. A menudo sigue a la persona por toda la casa, tiene dificultades para quedarse en otra habitación y muestra señales de inquietud (jadeo, temblores suaves, lamidos repetitivos, pupilas dilatadas) incluso en momentos que deberían ser tranquilos.
En Adiestrar Perros es muy habitual encontrar perros que solo se “apagan” por agotamiento, no porque sepan relajarse. Cuando se comienzan a introducir rutinas más previsibles, trabajo de olfato, masticación controlada, momentos de calma guiada y un manejo más coherente del vínculo, esa hiperactivación empieza a bajar. El objetivo no es que el perro “aguante” más, sino que se sienta realmente más seguro.

Ansiedad por separación en perros: qué es y cómo se manifiesta
La ansiedad por separación en perros aparece cuando el animal no sabe afrontar la ausencia de su figura de referencia. No hablamos de que “no le guste estar solo”, sino de un nivel de malestar tan alto que su cuerpo entra en modo alarma: vocaliza, destruye, intenta escapar, puede hacerse daño o dejar de comer. No está actuando para castigar al tutor; está tratando de sobrevivir emocionalmente a una situación que percibe como insoportable.
En la experiencia de campo, casi todos los perros sienten algún grado de incomodidad cuando se quedan solos, sobre todo si la soledad no se ha trabajado. La diferencia es que algunos han aprendido a gestionarla y otros no. En estos últimos, la combinación de apego patológico, historia personal y rutina poco adaptada dispara una ansiedad por separación intensa, con síntomas claros.
Síntomas de ansiedad por separación en perros cuando se quedan solos
Los signos más frecuentes incluyen:
- Ladridos, aullidos o lloros continuos al quedarse solo o al oír a la persona marcharse.
- Destrozos focalizados en puertas, ventanas, marcos o mobiliario cercano a las salidas.
- Micciones y defecaciones en casa, aunque el perro sea limpio cuando el tutor está presente.
- Babas excesivas, jadeo, temblores, caminar sin parar de un lado a otro.
- Falta de interés por la comida o juguetes habituales durante la ausencia.
Muchas veces estos síntomas solo se descubren al grabar al perro cuando está solo. En Adiestrar Perros se considera imprescindible disponer de esas grabaciones para valorar el grado real de ansiedad y diseñar un plan ajustado.
Apego patológico, dependencia y otros factores que la disparan
El apego saludable hace que el perro busque la proximidad del tutor y disfrute con su compañía, pero también que pueda quedarse tranquilo cuando no está. El apego patológico, en cambio, se basa en la imposibilidad de funcionar sin la persona. Perros que nunca se han quedado solos, tutores que responden a todas las demandas de atención de forma inmediata, cambios bruscos de rutina (por ejemplo, tras un periodo de teletrabajo) o experiencias traumáticas previas pueden favorecer ese tipo de dependencia.
Desde el enfoque de Adiestrar Perros, se trabaja no solo la ausencia en sí, sino la relación global: animar al perro a descansar en otra habitación, evitar rituales de despedida muy intensos, no sobrerreaccionar al llegar a casa y, sobre todo, enseñarle a tolerar microseparaciones dentro del hogar antes de plantear ausencias largas.
Causas más frecuentes de ansiedad en perros (con y sin separación)
La ansiedad en perros rara vez tiene una única causa. Suele deberse a la combinación de varios factores: predisposición individual, historia de vida, calidad de la socialización, rutinas actuales, manera de relacionarse con el tutor y contexto en el que vive.
En la práctica, cuanto más se profundiza en el caso, más claro se vuelve que la conducta que se ve (ladrar, romper, temblar, seguir al tutor) es solo la punta del iceberg. Debajo está todo lo que el perro ha aprendido –o no ha aprendido– sobre cómo gestionar el mundo.
Genética, historia del perro y experiencias previas
La genética influye en la sensibilidad del perro al estrés, en su capacidad de recuperación y en su tendencia a la inseguridad o a la reactividad. Perros provenientes de líneas muy nerviosas, de crianzas poco responsables o de entornos caóticos suelen mostrar más facilidad para desarrollar ansiedad.
A esto se suman las experiencias previas: perros que han pasado largos periodos solos desde muy jóvenes, que han vivido abandonos o cambios de familia, que han sufrido castigos duros o ambientes impredecibles suelen tener más dificultades para confiar en que las cosas estarán bien cuando el tutor no está presente. En los contenidos de Adiestrar Perros se insiste en que no se puede hablar de ansiedad por separación sin mirar esta historia completa.
Rutinas, falta de ejercicio y ausencia de estimulación adecuada
Muchos perros ansiosos viven con rutinas pobres: paseos cortos, poco olfateo, casi ninguna interacción estructurada, largas horas de soledad o de inactividad sin propuestas claras. Esa falta de estructura y de gasto de energía –física y mental– hace que el perro llegue al momento de la separación ya con un nivel de nerviosismo muy alto.
Cuando se ajustan horarios de paseo, se introduce trabajo de olfato, masticación controlada, juegos tranquilos y se da al perro algo que hacer a lo largo del día, el nivel de ansiedad general baja. En Adiestrar Perros se observa frecuentemente que, al mejorar la higiene de vida del perro, algunos síntomas de ansiedad disminuyen antes incluso de empezar el trabajo específico de separación.
Cambios de vida, soledad y mala gestión del vínculo tutor–perro
Cambios en la familia (mudanzas, separaciones, nacimientos), cambios de horarios laborales, pérdidas o incorporaciones de miembros en el hogar pueden disparar ansiedad, incluso en perros que parecían estables. Si el perro pasa de no quedarse nunca solo a pasar varias horas al día sin preparación previa, es fácil que aparezca ansiedad por separación.
Además, la gestión del vínculo tiene un papel clave. Perros que reciben atención constante cuando el tutor está en casa, pero ninguna estructura cuando está ausente, tienen más probabilidades de vivir la separación como algo insoportable. El objetivo no es querer menos al perro, sino enseñarle que puede estar bien también sin contacto permanente.
Cómo saber si tu perro tiene ansiedad: señales que no debes ignorar
Identificar la ansiedad en perros requiere observar tanto lo que hace como cómo lo hace. No se trata solo de una conducta aislada, sino de un conjunto de señales físicas y emocionales que hablan de un perro que no está logrando adaptarse a su entorno.
En la práctica profesional se pide a los tutores que describan un día típico del perro y que, si es posible, graben algunos momentos clave: quedarse solo, visitas, ruidos, cambios de rutina. Esa información permite distinguir entre un perro algo nervioso y un perro realmente ansioso.
Señales físicas y de comportamiento de un perro ansioso
Entre las señales más habituales se encuentran:
- Jadeo, temblores, pupilas muy dilatadas en situaciones que no son físicamente exigentes.
- Dificultad para descansar: se levanta ante cualquier ruido, cambia de sitio constantemente, no logra dormir profundamente.
- Ladridos o lloros persistentes, a veces sin un estímulo claro.
- Destrucciones dirigidas, especialmente cerca de puertas o ventanas.
- Conductas repetitivas (lamerse en exceso, perseguirse la cola, caminar de un lado a otro).
En Adiestrar Perros se presta especial atención al lenguaje corporal: cola siempre tensa, orejas hacia atrás, tensión muscular, boca muy cerrada o, al contrario, jadeo con la comisura muy tirada. Son detalles que, sumados, refuerzan el diagnóstico de ansiedad.
Cuándo hablamos de ansiedad por separación y cuándo de otros problemas
No todos los problemas al quedarse solo son ansiedad por separación. Algunos perros se aburren y aprovechan para explorar o romper objetos, otros presentan miedo a ruidos concretos (obras, tormentas) que se dan cuando están solos, y otros tienen fobia a estar encerrados en un espacio determinado.
Para hablar de ansiedad por separación, los síntomas deben estar claramente ligados a la ausencia de la figura de apego: el perro está notablemente peor cuando esa persona no está y mejora de forma visible cuando vuelve. Las grabaciones y el contexto son fundamentales para diferenciar entre APS y otros problemas de comportamiento que también ocurren en soledad.

Cómo ayudar a un perro con ansiedad: cambios en casa y en el día a día
Ayudar a un perro ansioso empieza mucho antes de trabajar ejercicios específicos. En la experiencia de Adiestrar Perros, los primeros pasos suelen centrarse en mejorar la calidad de vida del perro: ofrecer rutinas predecibles, ejercicio adaptado, estimulación mental y espacios reales de descanso. Sin esa base, cualquier protocolo de ansiedad por separación se queda corto.
No se trata solo de “acostumbrarlo” a situaciones que le generan ansiedad, sino de construir un contexto donde tenga más recursos para afrontarlas.
Rutinas, ejercicio físico y trabajo mental para reducir la ansiedad
Una buena rutina diaria incluye:
- Paseos suficientes en duración y calidad, con tiempo real para oler, explorar y moverse.
- Trabajo mental mediante juegos de olfato, pequeños ejercicios de obediencia o resolución de problemas sencillos.
- Momentos claros de descanso, sin estimulación constante, donde el perro pueda dormir y desconectar.
Al regular estos pilares, el nivel de ansiedad basal baja. Muchos tutores describen cambios importantes solo con mejorar la estructura del día, incluso antes de abordar directamente la ansiedad por separación.
Juegos de olfato, masticación y enriquecimiento ambiental como aliados
Los juegos de olfato y los objetos de masticación segura son recursos muy valiosos para perros ansiosos. Bien usados, ayudan a centrar la mente, proporcionan placer y generan una sensación de control sobre el entorno.
En Adiestrar Perros suele recomendarse introducir este tipo de actividades en momentos en los que el perro ya está relativamente tranquilo, para reforzar esa calma, y no solo cuando está al borde de la crisis. El enriquecimiento ambiental (esconder comida, ofrecer juguetes interactivos, variar recorridos de paseo) ayuda a que el perro deje de vivir su entorno como algo pobre y previsiblemente estresante. Para tutores que quieren entender mejor cómo planificar este tipo de ejercicios y otros trabajos de comportamiento, es muy útil profundizar a través de un curso de educador canino con enfoque respetuoso y actual.
Qué NO hacer con un perro ansioso (errores habituales que empeoran el problema)
Algunos errores muy frecuentes son:
- Forzar al perro a enfrentarse de golpe a sus miedos (“ya se acostumbrará”).
- Reñirlo al volver a casa por destrozos o micciones, cuando el problema ocurrió en plena crisis de ansiedad.
- Ignorar todas sus señales de incomodidad bajo la idea de que “no pasa nada”.
- Sobreprotegerlo continuamente, impidiéndole ganar autonomía y reforzando, sin querer, la dependencia.
El objetivo no es ni dramatizar cada reacción ni minimizarla. Se trata de leer correctamente lo que el perro expresa y construir un plan respetuoso para ayudarle a estar mejor.
Prevención de la ansiedad por separación en perros
La prevención es una de las grandes líneas de trabajo en Adiestrar Perros. Es mucho más sencillo evitar que se consolide una ansiedad por separación grave que revertirla cuando lleva años instalada. Por eso es clave actuar desde los primeros signos y, sobre todo, preparar al perro para quedarse solo de forma gradual.
Cómo preparar a tu perro para estar solo paso a paso
La tolerancia a la soledad se entrena. Algunos puntos básicos son:
- Introducir pequeñas ausencias desde el principio, sin convertir el momento de salir y entrar en un gran evento emocional.
- Evitar que el perro tenga acceso constante a la atención del tutor; permitir momentos en los que descanse en otra habitación.
- Planificar salidas que aumenten de duración poco a poco, siempre asegurándose de que el perro se mantiene dentro de un nivel de estrés manejable.
Este trabajo paso a paso, que se explica en profundidad en los contenidos de Adiestrar Perros, permite que el perro asocie la soledad a algo previsible y transitorio, no a un abandono.
Cachorros y perros jóvenes: prevenir la ansiedad por separación desde el principio
En cachorros y perros jóvenes, el error más habitual es pasar de “nunca está solo” a “pasa muchas horas solo” sin transición. Durante los primeros meses es recomendable trabajar microausencias: salir y entrar de la habitación, cerrar una puerta un momento, utilizar barreras físicas que separen ligeramente al perro sin aislarlo del todo.
Se trata de que el perro aprenda, desde pequeño, que puede estar tranquilo sin contacto físico constante. Combinado con juegos de olfato, rutinas claras y descanso suficiente, este trabajo preventivo reduce mucho el riesgo de ansiedad por separación en la edad adulta. En esta etapa es especialmente útil apoyarse en programas de educación canina específicos para los más jóvenes, donde se trabaja el vínculo, la gestión emocional y la autonomía de forma respetuosa.
Qué hacer si vuelves a la oficina o cambias de rutina
Cambios de horario (por ejemplo, al volver a la oficina después de teletrabajar) son momentos delicados. En lugar de esperar al primer día de cambio real, conviene anticipar semanas antes:
- Ajustar poco a poco los horarios de actividades y paseos.
- Introducir ausencias graduales que se parezcan a las que vendrán.
- Observar cómo responde el perro y corregir rumbo antes de que aparezca un problema grande.
Muchos de los casos que llegan a consulta podrían haberse evitado con una preparación de este tipo.

Tratamiento de la ansiedad por separación: plan respetuoso paso a paso
Cuando la ansiedad por separación ya está presente, el tratamiento requiere paciencia, coherencia y, en muchos casos, acompañamiento profesional. No existen atajos milagrosos; lo que funciona es un plan progresivo adaptado a cada perro y a cada familia.
Evaluar el caso: grabaciones, contexto y nivel real de ansiedad
Antes de empezar, es imprescindible saber qué hace el perro exactamente cuando se queda solo y cuánto tarda en entrar en crisis. Las grabaciones permiten detectar si el problema aparece nada más cerrar la puerta, si se concentra en ciertos momentos, si se acompaña de signos físicos intensos o si hay otras variables (ruidos, vecinos, etc.) influyendo.
Con esa información, en Adiestrar Perros se construye un punto de partida realista: quizá el perro solo puede tolerar unos minutos de soledad sin entrar en pánico, y hay que empezar ahí.
Desensibilización y trabajo progresivo de ausencias
La base del tratamiento son las exposiciones graduales a la soledad dentro de un rango que el perro pueda manejar. Esto implica:
- Crear una señal de rutina previa a salir (paseo, actividad tranquila) que ayude a llegar a la ausencia en un estado más estable.
- Empezar con ausencias muy cortas en las que el perro no llegue a activarse demasiado.
- Aumentar la duración de forma progresiva, introduciendo variaciones controladas para que no dependa de una sola secuencia de eventos.
Si en algún punto el perro supera su umbral y entra en crisis, es necesario reducir de nuevo la dificultad. El objetivo no es “aguantar hasta que se rinda”, sino enseñarle que puede estar solo sin que ocurra nada terrible.
Apoyos extra: productos calmantes, ayudas veterinarias y cuándo pensar en medicación
En algunos casos, el trabajo comportamental se complementa con productos calmantes (feromonas, nutracéuticos, suplementos) o, cuando el veterinario lo considera necesario, medicación específica para reducir el nivel de ansiedad.
La medicación no resuelve por sí misma la ansiedad por separación, pero puede facilitar el aprendizaje cuando el perro está tan sobrepasado que no puede aprovechar los ejercicios. Si los síntomas son muy intensos o existen dudas médicas, conviene contar con la valoración de un etólogo canino, que pueda integrar la parte veterinaria y la parte de comportamiento en un mismo plan.
Cuándo acudir a un profesional en ansiedad canina
No todos los casos de ansiedad requieren la misma intervención. Sin embargo, hay situaciones en las que es muy recomendable buscar ayuda profesional cuanto antes para evitar que el problema se cronifique o se complique con otras conductas (agresividad, autolesiones, fobias).
Señales de alarma que requieren ayuda de inmediato
Es importante consultar con un profesional cuando:
- El perro se hace daño intentando escapar (uñas desgastadas, heridas en hocico o patas).
- Los ladridos o aullidos son tan intensos que generan conflictos con el vecindario.
- Aparecen problemas físicos asociados (diarreas, vómitos, automutilaciones, pérdida marcada de peso).
- La familia se siente desbordada o al borde de renunciar a la convivencia.
En estos casos, posponer la intervención solo suele aumentar el sufrimiento del perro y de las personas.
Diferencias entre educador, adiestrador y etólogo canino en casos de ansiedad
Un educador o adiestrador canino con experiencia en comportamiento puede guiar cambios de rutina, pautas de manejo y ejercicios específicos. Un etólogo canino, por su parte, es un veterinario especializado en comportamiento, imprescindible cuando hay dudas médicas, síntomas muy intensos o posible necesidad de medicación.
Elegir bien el profesional y asegurarse de que trabaja con métodos respetuosos y actualizados es clave para no empeorar la ansiedad con técnicas basadas en castigo o en exposición forzada.
Cómo abordamos la ansiedad y la ansiedad por separación en Adiestrar Perros
En Adiestrar Perros se entiende la ansiedad en perros como el resultado de la suma entre emoción, entorno y aprendizaje. Por eso el trabajo no se limita a un par de ejercicios de obediencia, sino que incluye: análisis detallado del caso, cambios en la rutina y en el ambiente, introducción de enriquecimiento, trabajo progresivo de ausencias y acompañamiento cercano al tutor.
El objetivo no es solo que el perro deje de romper o ladrar, sino que realmente se sienta más seguro, tenga más recursos para gestionar la soledad y pueda vivir en equilibrio con su familia. Y si, además de ayudar a tu propio perro, quieres convertir este conocimiento en una base sólida para trabajar con otros, formarte en profundidad sobre ansiedad canina a través de un buen curso de educador canino puede ser el siguiente paso natural en tu camino.
Preguntas frecuentes sobre ansiedad en perros y ansiedad por separación
¿Es lo mismo ansiedad por separación que “echar de menos” al tutor?
No. Echar de menos al tutor puede traducirse en que el perro esté algo más tranquilo y descanse menos, pero sin entrar en pánico. La ansiedad por separación en perros implica un nivel de sufrimiento intenso, con signos claros de malestar físico y emocional.
¿Se puede curar la ansiedad por separación en perros adultos?
En muchos casos se logra una mejora muy notable, incluso en perros adultos. Más que hablar de “curar”, es útil pensar en “aprender a gestionar”. Con un plan constante y coherente, la mayoría de perros pueden quedarse solos mucho mejor que al principio.
¿Cuánto tiempo se tarda en mejorar la ansiedad de un perro?
Depende del grado de ansiedad, del tiempo que lleve el problema, de las condiciones de vida del perro y de la implicación de la familia. Algunos casos muestran cambios en pocas semanas; otros necesitan meses de trabajo. Lo importante es avanzar al ritmo que el perro puede soportar sin romper la confianza.
¿Es siempre necesaria la medicación en perros con ansiedad?
No. Muchos perros mejoran solo con cambios de rutina, enriquecimiento y trabajo de comportamiento. La medicación se reserva para casos concretos y siempre debe ser prescrita y supervisada por un veterinario, idealmente un etólogo con formación en comportamiento, como apoyo a un plan de intervención bien diseñado, nunca como única estrategia.











