Los zoomies son episodios aleatorios de actividad frenética que se manifiestan de forma breve y explosiva. Es por eso que también se los conoce como FRAPs (Frenetic Activity Periods) y que, cuando no se está familiarizado con ellos, pueden inquietar a más de uno.
Los zoomies no son necesariamente malos o nocivos, pues no son sino brotes de excitación. Saber la diferencia entre zoomies y problemas más serios puede tranquilizarte, e incluso ayudarte a conocer mejor a tu perro y a entender sus motivaciones.
En este artículo, desde Adiestrar Perros, hablamos de zoomies.
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Toggle¿Qué son los Zoomies o FRAPS?
De forma resumida, se puede decir que es una explosión de energía acumulada. La excitación de los zoomies se suele asociar a un brote de alegría, aunque eso no siempre es correcto. Los perros liberan su exceso de energía de muchas formas: ladrando, gimiendo, restregándose contra muebles, corriendo, destruyendo, etc.
Todas esas son formas de llamar la atención, aunque no siempre persigan un objetivo concreto. Por eso, no deberías quedarte solo con eso.
En realidad, los zoomies comparten las siguientes características:
- Son breves. No duran más que un par de minutos.
- Cualquier perro, de cualquier raza o edad, puede tenerlos.
- Pueden ocurrir en cualquier momento.
Pero cuando esa energía acumulada no encuentras vías de salida puede derivar en problemas de comportamiento más serios, como estereotipias, estrés, ansiedad, o incluso comportamientos destructivos o agresividad.

Reconocer los zoomies
Los zoomies o FRAPs son algo relativamente nuevo, de principios de este siglo. Hasta que empezara a hablarse de ellos, se decía que eran el reflejo de que un perro era feliz. Pero hay elementos que obligan a matizar esta afirmación.
Ante todo, el lenguaje corporal de los perros es bastante claro:
- Posición de juego: pecho bajo y patas hacia adelante, listo para correr o saltar
- Jadeo
- Movimiento de cola rápido
A menudo se habla de los zoomies en relación con los perros jóvenes, aunque esto tampoco es del todo cierto. Entre otras cosas porque, hasta que empezó a considerárselos episodios espontáneos y transitorios, se los asociaba con momentos puntuales de alegría. Por ejemplo:
- El regreso de sus propietarios a casa
- Después de hacer sus necesidades
- Tras un baño, o después de andar sobre arena, césped o nieve.
Sin embargo, los perros adultos también tienen estos episodios. Además, antes de que tuviéramos una palabra para referirnos a ellos, o de que la presencia canina en las ciudades se normalizara, era la propia manada la que atajaba una manifestación exagerada de las emociones de los perros más jóvenes.
Más incertezas
Por si eso fuera poco, la información disponible es mucha y muy variada. Y en esa variedad hay información poco exacta, o incluso contradictoria. Se dice, por ejemplo, que:
– Es una liberación saludable de energía reprimida.
La represión de energía implica una falta de vías para canalizarla. Por tanto, la liberación en si es saludable, pero llegar a un punto en que esa liberación sea explosiva no lo es.
– Son aleatorios, y pueden ocurrir en cualquier momento y sin causa aparente.
Aunque esta afirmación no sea falsa, aporta muy poca claridad sobre las causas y circunstancias en que aparecen los zoomies.
– Al ser aleatorios, pueden aparecer aunque el perro esté relajado.
Es difícil explicar cómo un perro tranquilo puede experimentar una súbita explosión de energía
Es cierto que hay algunas razas más activas que otras. Pero esto no es suficiente para explicar qué son los zoomies. Hay perros de razas muy activas que nunca los presentan, o que no los manifiestan de forma tan explosiva. Y, a la vez, perros muy tranquilos pueden tenerlos.
Por lo tanto, todavía nos queda mucho por aprender sobre ellos.

¿Cómo reaccionar ante los zoomies?
Ante todo, no lo regañes y no te enfades. Tu perro solo está liberando su energía y no ve nada malo en ello. Es más, reprimirlo puede limitar incomprensiblemente su intento de descarga y empeorar la situación.
Más bien, lo importante es distinguir un episodio aislado de un hábito que se repite con frecuencia, en cuyo caso deberías considerar la ayuda de un adiestrador profesional o acudir a tu veterinario de confianza.
Aunque parezca un episodio gracioso, puede ser poco sano si se produce de manera frecuente. Primero, por la acumulación en si. Y segundo, porque una liberación tan súbita e intensa puede parecer suficiente en el momento, pero denota carencias en la manera en que tu perro gestiona sus emociones. Así, tu perro estaría adquiriendo un hábito peligroso para su salud y su bienestar, el de otras personas, y para tu tranquilidad.
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Soluciones
Como decíamos más arriba, lo nocivo no es la liberación explosiva de esa energía, sino su acumulación. Y para evitarlo, lo mejor es permitir que esa energía se libere de forma frecuente y controlada.
La mayoría de los problemas de comportamiento tiene una causa común: un exceso de energía que no encuentra salida. La frustración, el aburrimiento, y la ansiedad pueden derivar en conductas destructivas o estereotipias.
Pero para saber lo que tu perro necesita, debes observarlo y conocerlo. Cada perro es único, tiene una historia que puedes desconocer, intereses y motivaciones propias.
- Más ejercicio o ejercicio más intenso
- Haz paseos más largos y/o activos
- Una socialización apropiada, con otros perros y otras personas
- Crea hábitos saludables
- Ofrécele alternativas de entretenimiento, como juegos de olfato o juguetes interactivos
Otro aspecto muy importante es saber transmitir la energía adecuada en cada momento. Los perros no solo saben leer nuestras emociones. También se contagian de ellas y, al final, incorporan lo que les funciona. Es decir, si aprenden que un comportamiento tiene consecuencias positivas o agradables, lo más probable es que lo repitan.
La energía y la efusividad con que interactúas con tu perro son claves para que aprenda a gestionar sus emociones. Y es que, de la misma manera en que los humanos tenemos muchos estados de ánimo entre la carcajada y el llanto, los perros necesitan sentirse cómodos y seguros en lugares y situaciones distintas.
Si detectas comportamientos extraños en tu perro, o sospechas que sus manifestaciones de alegría son algo más que un FRAP, lo recomendable es que acudas a un adiestrador canino que te dé pautas para educarlo, o a un etólogo que te ayude a identificar qué causa la acumulación y qué desencadena esa explosión liberadora.
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