La entrada de otro perro a casa, y especialmente su compatibilidad, tiene efectos relativos que dependen de muchas cosas: su personalidad, su raza, su edad y su experiencia previa. Olvidar cualquiera de estos factores puede derivar en problemas de convivencia que afectarán directamente a la estabilidad de la casa en la que viven y dificultará una buena relación entre los perros. No se puede olvidar que los perros son animales territoriales, por lo que si sienten su espacio amenazado reaccionarán de manera defensiva.

La compatibilidad entre dos perros debe ser trabajada por un especialista que comprenda sus personalidades y que sepa cómo integrarlas en el espacio que compartirán. Existe siempre el riesgo de que el primer perro se sienta celoso si el perro recién llegado recibe más atención, o si debe compartir su espacio de forma repentina. Para evitarlo hay algunos principios básicos como presentarlos en un espacio neutral, que se familiaricen con sus olores y comportamientos, y que la adaptación al espacio en que convivirán sea gradual y progresiva. También se debe saber cómo gestionar el espacio y los recursos, tratar a los perros con equidad y saber actuar de la manera correcta para no fomentar los celos. Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta para evitar el riesgo de conflictos que podrían dañar la relación entre los perros.

Tener otro en perro en casa es una experiencia muy enriquecedora si está bien dirigida desde el principio, y ese el objetivo de este servicio. La estimulación mutua y la posibilidad de jugar y de aprender juntos mejorarán las habilidades sociales y cognitivas de ambos perros, a la vez que reducirán su aburrimiento cuando su propietario no esté en casa. En definitiva, favorecerá una relación positiva y mejorará la calidad de vida de los perros y la de su propietario.