La inteligencia de los perros es algo cada vez más demostrado.
Perros hay muchos, y cada uno es único. Los hay de todos los tamaños, y para todos los gustos. Los hay de raza, y mestizos. Los hay de trabajo y, cada vez más, de compañía. Y cada uno tiene una personalidad, unas características, intereses y motivaciones diferentes. Pero hay algunos rasgos compartidos que se atribuye a una inteligencia especial.
Por eso, en este artículo queremos hablar de los avances que se está haciendo en el estudio de la inteligencia de los perros.
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ToggleLa inteligencia de los perros
Se define la inteligencia como la capacidad de obtener información, almacenarla y aplicarla en situaciones nuevas para resolver una dificultad. En este sentido, se debe insistir en el carácter social de la inteligencia: la inteligencia solo tiene sentido en un contexto social. Porque en ella intervienen, directa o indirectamente, otros individuos. Además, se hace difícil comprender la inteligencia canina separada de la vida con humanos, desempeñando tareas y aprendiendo funciones y comportamientos de otra especie.
Las líneas de investigación actuales sugieren que los perros han perdido algunas de sus capacidades cognitivas originales al unirse a los humanos. De hecho, los experimentos con dingos (perros australianos que se han mantenido en estado salvaje pese a haber sido domesticados en algún momento de su historia) sugieren que, con un comportamiento social similar al de los perros y los lobos, tienen una mayor capacidad de resolución de problemas en contextos no sociales.
Es más, cuando se estudió el genoma canino, en 2014, se observó que los perros han desarrollado una mayor plasticidad sináptica: la correlación entre la memoria y el aprendizaje.
¿Cómo se mide la inteligencia de los perros?
Es difícil encontrar un criterio objetivo para medir la inteligencia de todos los individuos de una misma especie. Sucede con los humanos, y por supuesto, con los perros. Pero con la descodificación del genoma canino, una investigación cada vez más profunda y cada vez más perros en grandes núcleos humanos, aparecen nuevos descubrimientos que sugieren una convergencia adaptativa (el desarrollo de características y comportamientos similares, por parte de dos especies diferentes).
En general, se dice que los perros tienen la capacidad cognitiva de un niño de 2-3 años. Y muchos factores van en esa dirección: la comprensión de palabras, el razonamiento lógico, la capacidad de resolver problemas, la de aprender, memorizar, comunicarse entre si y con humanos.
La inteligencia de los perros se encuadra normalmente en las siguientes categorías:
Percepción
La manera en que se recibe, se interpreta y se ordena la información que se recibe del entorno pasa también por la selección de información que se considera relevante. El cerebro humano recibe la mayor parte de la información a través de la vista, mientras que los perros lo hacen a través del olfato y, en menor medida, el oído. Pero también hay evidencias de que los perros perciben el campo electromagnético de la tierra, de que son conscientes de los movimientos y la posición de su cuerpo, y de que miden el paso del tiempo por la disipación de los olores (Horowitz, 2016).
Conciencia
Un estudio de Coren Stanley en 2013 sugiere que los perros son capaces de reconocer a otros perros sin importar su raza, tamaño, forma o edad.
Se sabía ya que los perros se conocen y reconocen a través del olfato. Pero otro estudio de 2014 reveló también su capacidad de reconocer la voz humana y asociarla a emociones como el llanto o la risa. Es más, el experimento también demostró que se activaban áreas del cerebro que apenas se consideraba presentes en los perros.
Cognición social
Observación y jerarquía
El adiestramiento canino normalmente funciona a través del refuerzo (condicionamiento simple u operante). Pero los perros también aprenden desde la observación de otros perros y personas.
Experimentos previos demostraron que los perros solo se dan señales de juego cuando ya tienen la atención del otro. Y cuando no la tienen, usan comportamientos destinados a llamar la atención. Es normal que los cachorros aprendan comportamientos rápidamente observando a perros más experimentados. Y eso se puede extrapolar a otros problemas más abstractos, como el desplazamiento de objetos para obtener recompensas. Los perros que observaban a otros aprendían hasta 15 veces más rápido que los que no lo hacían.
La jerarquía social existe, y los perros transfieres su conocimiento unidireccionalmente: de más experimentados a más jóvenes. Es decir, que las enseñanzas y la imitación refuerzan la noción de la experiencia, y la posición dentro de un grupo social. Sea entre perros, o con humanos. Por eso la integración social de los perros es vital en las primeras etapas de su vida. Y por eso, también, el juego es vital en su aprendizaje y en su confianza.
Gestos y órdenes
Lo mismo sucede con la comprensión de las indicaciones que les dan los humanos. Los perros reconocen la voz, el ánimo y la gestualidad humana, y entienden señales como cuando golpeamos, señalamos, apuntamos con la cara, o miramos a algo en concreto. Porque, aunque manos y brazos sean lo que más utilizamos para dar indicaciones, van asociadas a las órdenes vocales o al señalamiento visual.
Pero también pueden entender el señalamiento con otras partes del cuerpo como el codo, la rodilla o el pie.
De ahí que el adiestramiento sea tan importante. Porque la comunicación implica a dos partes que deben entender exactamente lo mismo. El aprendizaje canino funciona asociando una orden con una consecuencia, y para ello debe haber un buen feedback: tan importante es premiar una conducta deseada, como indicar cuando no lo es.
En otras palabras, los perros tienen la capacidad cognitiva de entendernos e imitar lo que hacemos, si su motivación es suficiente. Pero necesitan aprender a interpretar lo que esperamos de ellos en contextos y situaciones diferentes.
Memoria episódica
A los humanos, la memoria episódica nos resulta muy natural. Aprendemos por ensayo y error y extraemos conclusiones. Y cada vez hay menos dudas que otros animales también lo hacen. Cerdos, palomas, chimpancés, y también, los perros. En 2018, un estudio de la Universidad de Exeter confirmó la capacidad de recordar la relación causa-efecto e inferir lo que puede pasar.
Esto ganaría mucho peso si pensamos en los traumas que pueden suponer el abandono de perros o el maltrato animal. Traumas que dejan una huella emocional y que predisponen a reaccionar de una manera o a evitar situaciones determinadas.
Pero este estudio lo que hace realmente es poner de manifiesto que, comparativamente hablando, esta conducta no es el reflejo de una inteligencia exclusiva de los perros. O, en todo caso, que la vemos o la consideramos más por nuestra proximidad histórica.
El argumento es que los estudios existentes dejan muchas cosas en el aire y que faltaría realizar muchos estudios como los que hacemos con los perros, pero con otros animales.
Palabras
Está demostrado que los perros pueden entender el significado de unas 500 palabras, aunque no de las estructuras gramaticales en las que la utilizamos nosotros. Y aquí el récord lo tiene el Border Collie, capaz de entender hasta 1000 palabras, y reconocer hasta 200 objetos diferentes por su nombre. Un experimento de John PIlley demostró que Chaser, un Border Collie, podía identificar un objeto cuyo nombre no conocía descartando aquellos cuyo nombre sí conocía.
Otras investigaciones sugieren que, aunque pueden reconocer palabras de uso cotidiano, les cuesta distinguirlas de variaciones sin sentido, lo que les daría una capacidad equivalente a la de un niño de 14 meses.
Inteligencia emocional
Los perros no pueden verbalizar sus emociones, aunque estas desencadenen estados que alteran su desempeño social y su capacidad de aprender. Estos sesgos cognitivos son especialmente notorios en perros que sufren ansiedad por separación, cosa que se demuestra en 2015, al compararlos con perros medicados o a los que se administró oxitocina, que se mostraron mucho más participativos.
Resolución de problemas
Los perros miran al humano cuando un problema no tiene solución. Los lobos socializados, no. Es decir, los perros han aprendido a recurrir a los humanos para resolver los problemas que ellos no pueden resolver.
Algunas razas de trabajo tienen una gran capacidad de anticipar peligros, amenazas o incluso lo que se esperará de ellos en situaciones determinadas. Algunas razas de perros pastores se guían mejor por las señales vocales (que les daban desde la distancia), y las de rescate, por gestos.
Las capacidades de muchas razas de perros tienen una causa histórica, y eso no se puede pasar por alto.
Entender las características de cada raza
Cada raza canina ha sido desarrollada buscando unas características concretas. Tamaño, velocidad, fuerza, pelaje, olfato, oído, amigabilidad, disposición, asistencia y terapia… La lista es larga. Pero cada vez tenemos más perros, con menos trabajo, y más perros mestizos.
Así, nos encontramos con la dificultad de entenderlos para satisfacer al máximo sus necesidades.
La mayoría de los perros tiene un nivel de energía bastante alto. Eso hace que necesiten estimulación física y mental para no caer en el aburrimiento. Si es el caso, buscarán entretenerse de maneras que no te gustarán mucho: hurgando en la basura, jugando con tus zapatos, o destrozando tu sofá. Porque, como sucede con los humanos, el aburrimiento, la frustración y la ansiedad son los grandes enemigos de su bienestar.